Éxodo 28,9
Tratado del sacerdocio n. 14: Muchas piedras preciosas tenía el sumo sacerdote de la vieja Ley en sus vestiduras para entrar a sacrificar al Señor; mas como aquel oficio era sombra y casi nada en comparación del oficio sacerdotal de la nueva Ley, con el cual se consagra y recibe el mismo Hijo de Dios, toda razón demanda que lo que allí eran piedras terrenales y engendradas de la tierra, sean en nuestros sacerdotes preciosas virtudes venidas del cielo, infundidas de Dios.