Éxodo 32,9
Tratado del sacerdocio n. 10: San Ambrosio dijo que las armas de los sacerdotes son lágrimas y oración, el cual, armado con estas, aunque muy blandas, pelea con gran confianza contra la justicia de Dios, ofreciéndose a sí mismo, a semejanza de muro, como otro Moisés, para que descargue Dios en él su ira, porque derrame sobre el pueblo su misericordia.